La revista Zootaxa, a través de la plataforma Magnolia Press, el 5 de marzo del 2020 hizo público el nuevo artículo científico “New species of Eurythenes from hadal depths of the Mariana Trench, Pacific Ocean (Crustacea: Amphipoda)” donde científicos del Reino Unido anuncian el descubrimiento de un nuevo anfípodo de muestras recolectadas en el 2014, a 6010 y 6949 mts. en la Fosa de las Marianas. Lo curioso de esta nueva especie descrita, es que aparte de presentar características morfológicas distintas a los otros animales recolectados y ser un clado bien soportado por los análisis genéticos que le hicieron, este no estaba exento de la contaminación causada por los humanos. En efecto, se encontró que uno de los individuos de esta nueva especie tenía una fibra microplástica, en un 83.74% similar al tereftalato de polietileno (PET), en su intestino posterior. Por esta razón, los científicos decidieron bautizar a esta nueva especie “Eurythenes plasticus” para recalcar la importancia del descubrimiento.
El Eurythenes plasticus es una «muestra de las consecuencias de nuestro manejo inadecuado de los residuos plásticos», según la WWF. Foto: Weston, 2020
El nombre de la especie, plasticus, proviene del latín usado para la palabra plástico. Este nombre habla de la capacidad que tiene la contaminación plástica de estar presente en todos nuestros océanos. A pesar de que los investigadores recalcan los enfoques de identificación molecular y morfológica que proporcionan evidencia congruente de que E. plasticus representa una especie no descrita dentro de Eurythenes, también destacan el como un carroñero de las profundidades en la Fosa de las Marianas no está exento de ingerir microplásticos que están biodisponibles en esta zona.
Microfibra encontrada dentro del intestino posterior de un individuo Eurythenes plasticus a los 6949 mts. en la Fosa de las Marianas. Fuente: Weston, 2020
El hallazgo de una fibra microplástica en el intestino posterior de esta nueva especie de anfípodo no fue inesperado para los científicos. Los anfípodos recolectores de aguas profundas, como una adaptación a su entorno alimentario limitado, consumen indiscriminadamente carroña y se sabe que ingieren inadvertidamente microfibras presentes en la carroña y el sedimento. La detección de este microplástico se suma al número de descubrimientos de fibras en anfípodos recolectores de aguas profundas, ya que también se han encontrado hallazgos muy similares en anfípodos, previamente identificados, en varios ecosistemas de aguas profundas del mundo. Según el estudio “Microplastics and synthetic particles ingested by deep-sea amphipods in six of the deepest marine ecosystems on Earth”, se identificaron un total de 122 micropartículas (Cuadro 1) ingeridas por anfípodos en los sitios mundiales de estudio: Fosa de Japón, trinchera Izu-Bonin, Fosa de las Marianas, Nueva Fosa de las Hébridas, Fosa de Kermadec y la Fosa Perú-Chile.
Ubicaciones de los seis ecosistemas marinos de aguas profundas alrededor del borde del Pacífico donde se tomaron muestras de anfípodos para ingestión de microplásticos. Fuente: Jamieson, 2019
Cuadro 1-Porcentaje de anfípodos con al menos un elemento de partícula ingerido. Fuente: Jamieson et al, 2019
Estas micropartículas se clasificaron en fibras y fragmentos. Se encontraron fibras dentro de cada fosa estudiada y aparecieron en el 84% de los anfípodos, mientras que la aparición de fragmentos fue menor y apareció en solo el 16% de los anfípodos. Usando una categorización basada en el color, los artículos más frecuentes ingeridos fueron fibras azules (66%) y todos los anfípodos muestreados de la Fosa de las Marianas contenían al menos uno de estos. Los siguientes ítems más frecuentes ingeridos (Cuadro 2) fueron fragmentos azules (16%) seguidos de fibras negras (13%), fibras rojas (4%), fragmentos rosados (menos del 1%) y fibras moradas (menos del 1%). Sin embargo, estos grupos de fibras y fragmentos no correspondían a un solo tipo de material sino a una variedad de materiales: La mayoría eran fibras celulósicas semisintéticas (rayón y lyocell) y ramio de fibra natural que se utiliza en productos textiles. El resto incluía polímeros sintéticos como nylon, polietileno (PE), poliamida (PA) o polivinilos no identificados que se parecen mucho al alcohol polivinílico (PVAL) o al cloruro de polivinilo (PVC) y la mayoría incluye un material de relleno inorgánico. Una fibra encontrada en la Fosa Perú-Chile a 7050 m era claramente una hebra de poliéster recubierta de polietileno. No se encontró que ninguna de estas muestras aparezca naturalmente, sino que son productos de origen de manufactura humana.
Izquierda: Cuadro 2-Composición de micropartículas por color en los seis sitios muestrados. Derecha: Una selección de ejemplos de microfibra encontrados dentro de muestras de intestino posterior de anfípodos de 10.890 mts en la Fosa de las Marianas. Fuente: Jamieson et al, 2019
Todos estos investigadores concuerdan en que el consumo de microplásticos por parte de estos individuos, indica que los anfípodos carroñeros están ingiriendo microplásticos potencialmente a lo largo de su vida, lo que podría tener efectos agudos y crónicos sobre la salud. Si bien los impactos ecotoxicológicos de la exposición al microplástico aún no se han investigado en los anfípodos de las profundidades marinas, el trabajo inicial «Effects of environmentally relevant concentrations of microplastic fibers on Pacific mole crab (Emerita analoga ) mortality and reproduction» con otras especies del subgrupo Malacostraca indica que la ingestión de fibras de polipropileno por el cangrejo de arena, Emerita analoga, aumenta la mortalidad de adultos y disminuye la retención de las nidadas de huevos.
Es probable que los mecanismos que transportan microplásticos y fibras sintéticas a las profundidades del mar sean similares en todos los lugares del mundo: hundimiento directo de microplásticos que no se adhieren a otras partículas, hundimiento de microplásticos en asociación con nieve marina, transporte descendente de micro y macro plásticos en el estómago de organismos pelágicos y carroña marina que migran verticalmente y que son devorados por individuos habitantes de las profundidades marinas (traspaso en la cadena trófica).
En torno a estos recientes estudios, se concluye que los microplásticos están biodisponibles en las zonas más profundas del océano y son ingeridos por una de las especies de recolección de cadáveres más importantes y dominantes en las profundidades marinas con una frecuencia similar a los crustáceos en hábitats costeros, lo que indica que es muy probable que no queden ecosistemas marinos que no se vean afectados por la contaminación plástica.
Microplásticos en Ecuador
Según la revista Diners por su artículo del 2018, estudios conducidos por Royal Society, la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Minnesota durante la última década, analizando muestras de agua marina y dulce de los cinco continentes, revelaron que hay por lo menos 4.000 millones de fragmentos por cada kilómetro cuadrado de las playas, corales y superficies marinas. Esta cifra alarmó a las principales autoridades en medio ambiente, en especial a la Agencia de Protección Ambiental (Washington D.C.) ya que en Estados Unidos encontraron el índice más elevado de contaminación con un 94%, seguido del Líbano (93,8%), India (82,4%) y Ecuador (79,2%).
Para tomar medidas que permitan mitigar los efectos de estos en el ecosistema marino costero es sumamente necesario conocer si tenemos afectación o presencia de microplásticos en aguas ecuatorianas; cabe indicar que existen dos registros de presencia de Microplásticos en estómagos de pinchagua en nuestro país.
Fibra de microplástico extraída del estómago de una pinchagua por los investigadores Blgos. Daniel Laaz y Mercy Preciado del Instituto Nacional de Pesca. Fuente: INP
Este fue un estudio regional entre Chile y Ecuador, con muestras de ambos países, que se hizo porque no existía ningún tipo de estudio en los países de Latinoamérica sobre este tema, a raíz del descubrimiento de que los organismos marinos estaban ingiriendo microplásticos confundidos con plancton. Los investigadores encontraron microplásticos en dos muestras que analizaron que venían de aquí, de Ecuador. Se decidió trabajar con pinchagua ya que es una especie representativa y muy comercial aquí en nuestro país.
En base a este primer estudio y por la necesidad de seguir investigando sobre este tema, actualmente en Ecuador, científicos del Instituto Nacional de Pesca en coordinación con la Universidad Católica del Norte de Chile-Sede Coquimbo y en colaboración de universidades y organizaciones civiles ecuatorianas, realizaron el taller “Estudio de la basura plástica en agua, playas de arena y estómagos de peces en Ecuador” con el objetivo específico de investigar la presencia de plásticos en ambientes marinos y en los peces del Ecuador donde se dictaron metodologías para muestrear macro y microplástico.
Gracias a este taller, grupos de investigadores de las diferentes instituciones participantes, han iniciado estudios de macro y microplásticos de manera independiente; pero el principal resultado de este taller fue la conformación de una red nacional de investigación de macro y microplásticos, conformada por institutos de investigación, academia y organizaciones de la sociedad civil, cuyo primer trabajo interinstitucional, fue muestreo de macrobasura, utilizando la metodología «Científicos de la Basura» en 26 playas del Ecuador, a finales del 2018. Para mediados de este año se planeaba un segundo muestreo a nivel regional con la participación de varios países de Sudamérica, pero por motivos obvios relacionados a la pandemia por COVID-19 fue postergado hasta un nuevo aviso. La Blga. Maria Esther Briz, es la representante por nuestra fundación «Mingas por el Mar», para participar en este grupo de estudio, que esperamos muy pronto se reactive y tenga más resultados para dar a conocer a la sociedad ecuatoriana y al mundo, junto a los resultados que arroje el grupo encargado de los microplásticos.